Soy Tatché. L. M. Tatché.
Me abandero con el apellido de mi abuelo materno. Quedó sordo por una meningitis a los siete años, y sordo lo enviaron a la guerra sin poder oír ni huir de los tiros, aún no sé cómo existo. El caso es que l'avi Felip leía mucho y escribía. Yo también escribo (quizás él me ilumina) y así es como me gano la vida: escribiendo. Escribiendo para otros, sí, es todo un matiz. Lo curioso es que me gusta. Suena a trabajo de mercenario pero yo me veo más como una costurera que cose minuciosa los patrones y telas con los que sus clientes se visten y presentan. Hilvano palabras que dan imagen y carácter a personajes, proyectos, productos y empresas. Empleo hilos de oro, de pescador y hasta de cáñamo para tejer caracterizaciones y registros de todos los palos. Siempre fiel a cada naturaleza, sin florituras ni imposturas, porque seda y raso no dan estado.